22 de julio de 2009

Saboreando

Se dice que el que tiene o aspira al poder de la palabra,
debe saber pronunciar las bellas,
hacerlas bailar en las almas de quién es persuadido
y sobre todo, proponer un amanecer, aún en la oscuridad, con bríos.
De este momento en adelante,
hasta nuevo aviso, me propuse, sacar unas sonrisas de mis letras
y caminar ya sin revolcarme como a tientas.



cuando puedo mirara al cielo
de querer alcanzar el infinito
con un suspiro de alivio
me enamoro...

de tener el cuerpo henchido
de poder bailar contigo
de salir al sol sin tabardo
de refrescarme al son de un algo

pequeños momentos de bríos,
asombros de lo que río
con ganas de más extravío
y de segundos para persistirlo

sonrío de tenerlo todo,
de asomarme a las ganas
de correr mis dedos
por ese recuerdo
que libera los compases y las armas

para escribirte
una y otra vez
en la piel de lo ocurrido

porque me escurro en mi misma
porque me escurro en la silla
que me sostiene de ser tan tibia
después del calor de lluvia

de cuando se derrite por los suelos
de cuando cae para refrescar el aliento
de los días a contraviento,
cuando camino lento

hoy, con los pies en las nubes
me mojo, de ver el cielo,
de sentir que el cuello
quiere alcanzar tu beso

camino por mis labios
para hacer llover de nuevo;
te pronuncio en silencio
te digo deseo
te llamo Morfeo

y duermo con vos
en este acontecer diurno
en este mundo de versos
y tiempos que salen de lo profundo...

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