17 de julio de 2012

Silencio


Apagadas, dos afonías, corren
hacia el encuentro de su vacío;
allí estás tú, allí estoy yo.
Estos sigilos le hablan a mis sueños.
Estos sueños son presa de la memoria.
Esta memoria aleja al consuelo de lo inexplicable.
Lo explicable es mi esperanza.
La única esperanza que tengo es la de nuestro amor.
Este amor se hace en un solo instante, se va…
Pero me deja toda su explicación:
me lo explico en el pequeño sabor del sol.

Del sol y del viento vengo,
hacia el sol y hacia el viento voy.
El sol evapora lo que encuentro
y el viento lleva esas cenizas hacia los latidos de tu corazón.
Este amor es tuyo. Este amor es del elocuente Dios.
Este amor es de nadie
pero sobre todo le pertenece a la explicación.
La explicación descubre y construye.
La explicación aspira y sopla en mi corazón;
en ese espacio vacío estamos todos.
En ese espacio sin llanto y sin pena se encuentra el amor.

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