25 de julio de 2012

ESCONDITE

En un escondite para sí misma, entre las letras de Cortázar, se sume en la proposición de encontrar espacios alternos dentro de los momentos cotidianos. Las realidades paralelas le surgen entre los dedos que sostienen páginas y páginas engarzas por la voluntad de un escritor que vivió, como ella, entre las lagunas de los detalles que podrían pasar desapercibidos.
Se anega en varias posibilidades. Acude a una escapatoria que le lleve lejos de una oficina y del escritorio que la han escondido de la verdadera vida, engendrada de bajo del sol, en donde el azar cabe por completo, entre las avenidas vacías que aguardan a los transeúntes hasta que salen de su trabajo.
Ocurren otras dimensiones entre esa historia. Espera a la hora de la comida, con gran ansia, para sentir la hojarasca fresca sobre su rostro y compartir las imaginerías de un hombre en soliloquio. Se enamora como él. Se revuelve entre sus pensamientos más íntimos y entre los diálogos de las personas que le acompañan a recrear los conceptos que supuestamente sirven para comprender el mundo.
Se fuga una  otra vez hacia una verdadera vida. Contempla las estaciones del ánimo que le deparan cuando se pueda zafar de la realidad.

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