17 de julio de 2012

Exploraciones previas a la física del amor.


¿Y si no es esférico ni cuadrado?, ¿y si es un paralelepipedos dentro de una esfera? Resulta que viene a mí la figura suprema, entre el azar y la eternidad, entre las veras concretas y los planos, entre los inviernos y las primaveras, entre la conciliación de los extremos que son un medio de autoeliminación. Ora eres dentro de mis aguas, ahora que lo entiendo. Desde aquí, sólo veo tres de los seis lados, sólo veo mi átomo y siento mi anti-átomo, no lo veo. Me da la gana el poder ver los otros tres lados de esta completud. Pero los busco en ti, los busco en el que otro se llama. Porque si no te escucho no me escucho.
¿Y si tu vera y mi vera son árbol y todo, son piedra y mar en su fin? Con mi agua y tu tierra, insolubles, viene presente la aberración esférica y nos tiene lejos.
¿Por qué no encuentro la respuesta amorosa en nuestro encuentro? Este astigmatismo tan humano no me permite ver el cromo correcto del sitio correcto. ¿Cuál es la vera?
¿Cuál es la vera y por qué se contrapone a tu humanidad? Nunca pensé que lloraría tan amargo y tan alegre con esta física.
¿Cuál es la frecuencia del cosmos? Quiero ser absorbida con el azar en la piel.
Y de de pronto me vienen bien las ganas de verte, de tocarte, de escucharte vulgarmente con todas las fórmulas de la aceleración. Para alcanzarte a través de la saliva, para alcanzarte a través de los quicios de ilusión y de vida.

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