No quiero una guerra contigo,
no quiero cortarte los pies;
quiero mirarte y picarte el ombligo
para que lo veas todo al revés.
No quiero ni al sauce ni al olvido,
no quiero el canto triste otra vez;
quiero mostrarte el camino
para recorrerlo otra vez
al revés.
No quiero ni salsa ni chile,
no quiero picarte de sed;
quiero humedecerte de olvido
para que te acuerdes de tí otra vez.
No quiero ni chicle ni paleta,
no quiero ni cigarro ni pipeta;
quiero inyectarte el experimento de mi cabeza
para que te reinventes cuando me crees.
No quiero ni mentira ni verdad absolutas
no quiero absolutas obviedades;
quiero creaciones de banquetas
mientras te cansas los pies.
No quiero armas nucleares en tus ojos,
no quiero armaduras de los despojos;
Quiero asomarte a mis entrañas
Para que te las comas como pastel.
No quiero espadas de rosas afiladas,
no quiero metrallas de papel;
quiero tu corazón roto
qara que te lo comas también.
Todo esto para ponernos en centros de concentración
que nos permitan conocer a la razón
para que así no nos dejen
sin el sabor del corazón.