Niña de ojos vivos
De manos color tierra
Dientes sabor a nubes,
Enséñame de infancia
De la autonomía e inquietud
De ser tan libre
Como para hablarte sola.
Cuéntame del dolor de tu brazo
Olvidado al segundo de tu risa,
Abriendo de nuevo ilusiones
En simples papeles
Unidos por hilos amarillos de sol
Acordonando tu paciencia
En tu supuesto libro
En donde vacías
Algunas de tus experiencias;
Una casa y su árbol,
Una flor cubriendo la hoja
Unos rayones
Conteniendo tu imaginación.
Con tus rojizas trenzas
Pintadas de rojo listón
Abres la portada para recibirme:
Te sonrío, me enseñas de nuevo
Lo sencillo de corresponder
De acuerdo a lo ofrecido,
Me haces ver que tu atención
Es tan limpia como tu curiosidad.
Inmediatamente me muestras
Tu libro para asomar
A la claridad de tus lienzos
Blancos de ilusión,
Y como hubeme sorprendida,
Asomé las cejas hacia el cielo
Con tus obras como suelo.
Entonces caí en cuenta:
¿Cuál es el motivo
De tu apacible sinceridad?
Pues nada más ansioso,
Que tus zapatos al revés;
Esos puestos en tus mañanas
Tan lilas como jacarandas
Listos, como sabes, para volar.
Entonces me hiciste recordar
Para despegarme mundo y volverme tierra.
Jegomros
200808