24 de marzo de 2010

Cada día.

El sol deslumbra mis ojos

Veo borroso, como detrás

De una tela de tono azuloso.

¿Cómo será estar tan fuera de la oficina para poder ver claramente lo que sucede en el mundo de los destinos forjados a pasos pensados? Al estar enclaustrada por más de 6 horas en el mismo sitio, por 5 días a la semana, uno comienza a preguntarse si desde hace el último contrato firmado, con exclusiva tinta negra, tomó la decisión correcta. Si acaso la profesión más cotizada por el valor monetario que representa, será el camino a la alegría constante y tan sonante como el dinero que cae de las quincenas. La respuesta inequívocamente es que no es la decisión correcta, que hoy debí estar sentada frente a mi constante nada, para llenarla de creatividad y de significados hechos por segundo. ¿Cómo?, pues a través de lo plácido irrevocable del crecimiento constante del interior. Pero al segundo de pensar en ese henchimiento interno, me absorbe el vértigo de no saber si cabré en mí misma, de no saber si puedo crecer de adentro hacia afuera, de no saber si me dolerá tanto como mi decisión anterior. Pero aún así, quiero lanzarme al vacío. Para probar suerte tal y como en las ocasiones pasadas, al creer estar tomando la decisión más correcta del día, de la semana, de la vida.

Y sucede, en momentos de lucidez, que cada vez, en cada tropiezo, en cada deseo, en cada vértigo, en cada espasmo de miedo, en cada duda, en cada incertidumbre, en cada firmeza, en cada tambaleo, en cada uno de los creídos errores, he tomado la decisión correcta, por la sencilla razón, de poder estar aquí, hablando de que soy razonable y hasta sensible. Teniendo de nuevo mareo y ceguera por el camino andante y delante. Sintiendo que he dado otro paso de comprensión que no hubiera dado, de haber estado en otro lado.

Y aunque esté molesta de tener las asentaderas un poco acostumbradas a los sillones de recatada oficina, sé que mi alma vuela, cuando me aumento las horas de trabajo al escaparme por unos instantes del horario establecido de laborar el camino, para poder escribir lo que ya no me cabe dentro. Y entonces, al estar caminando, segundeando, coloreándo los ojos, contemplando, y aún así trabajando en lo convencionalmente tibio y aceptado, sé que ardiendo, voy por uno, dos o tres caminos, según decida en cada aquí y ahora.

5 comentarios:

Jessica Adriana Gómez Rosas dijo...

¡¿Qué tal el círculo eh?! Disculpen la mala racha, aún así lo dejaré, porque seguro que alguien se identifica...

Miguel dijo...

24 DE MARZO DE 2010
Cada día.

Esos pensamientos son la consecuencia de tu estilo decente de vida (o muerte), ahora, Quien es el robot? Quien te ha programado así, para pensar lo ya escrito y no poder salir del mismo lugar? Ja!

En que momento decidiste creer en el bien y en el mal de tu espacio? siendo que ningún lugar te da esa opción por escrito para firmar con tinta roja!

Solo la respiración te puede equilibrar, si aun sigues viva.

Suenas a una estación de metro vacía o llena por dentro y por fuera en tiempos pico y en hora cierre que solo observa pasar el tiempo desde el mismo espacio donde fue creada y saber que estará hasta su funcionamiento, Amen.

Jessica Adriana Gómez Rosas dijo...

La creación de un momento, es la forma de eternizar lo que sucede en instantes de abstracción.

Me conoces y tengo eso en mi contra, por eso sabes de antemano, que de robot, tengo sólo los circuitos neuronales y de programación, tengo muy poco del sistema binario.

Pero se me escapa tal y como se le escapa el aceite, hasta a la máquina más perfecta.

Somos másuinas? En esta época... somos máquinas hechas para creer que no lo son? Somos robots del sistema "alternativo"?

Soy un humano que se da cuenta de la terrible programación que han intentado meter a su cinta de axones. Y en esta afirmación, está mi condena.

Por eso y por todo lo que no alcanzo a ver, doy vueltas en un espiral. En donde piso caminos similares, pero desde diferentes sitios, desde diferentes ángulos. REtornando eternamente en la historia... en mi historia.

Nacional y Ciudadela dijo...

repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa! repetición de esquemas... no computa!

Jessica Adriana Gómez Rosas dijo...

A veces hay que ir más allá de lo ya dicho, de lo evidente. Sin antes hablar de lo que para algunos ya está pasado por alto... Quién ha superado esos esquemas? Que lo grite, plasme y rehaga... pero sobre todo, que lo viva dí atras día...