14 de diciembre de 2009

Sinceridad

Por segunda o tercera vez, escribiré en prosa nada poética, digna de la reserva de un vino no muy añejo, pero si guardadito desde hace 7 años... Nada de casualidad, como lo dicta mi nemurología favorita y mis inspiraciones de la red; como la rebelión de las almohadas que hoy me ha hecho comprender la melancolía de un día, envuelto en sábanas y acolchonadas ideas; como cuando en la casi madrugada, uno se puede atrever a escribir lo que seguro dos o tres despistados madrugadores de la red leerán. Así entonces, me confieso melancólica de los días misteriosos y llenos de cosas tan indescriptibles que sólo pueden ser escritas en sin sentidos versados, buscando el alivio de un alma en pena por estar tan viva de amaneceres del pensamiento fortuito. Así que me lanzo al ruedo (pidiendo disculpas por el atrevimiento etílico) para mostrar lo que una noche de sacudida, puede decir...



Quiero que escribas tu deseo en mi piel
Para que hagas historias de un gemido al amanecer
Y sueñes con el filo de mi pluma cuando veas el mundo que quiere crecer
Besando las nubes aunque sean de cielos tristes
Y espacios oscuros al atardecer en los años
De quisieras insistentes al renacer…