31 de julio de 2009

Pasajeando en el metro.

EL MAÑANA

A los veinte años nos dijeron: "hay

Que sacrificarse por el mañana"

Y ofrendamos la vida en el altar

Del dios que nunca llega.

Me gustaría encontrarme ya al final

Con los viejos maestros de aquel tiempo.

Tendrían que decirme si de verdad

Todo este horror de ahora era el Mañana


José Emilio Pacheco.

Unos centavos; monedas de 10 y de 20, que sólo aceptan con gusto las alcancías, fueron el motivo para que la taquillera enojada del metro me vendiera el pase al moebius mientras yo reía.

A través del vidrio me gritó algunas frases célebres del caló mexicano, algo como: “chingada madre”, “estas son chingaderas”. Pero con todo y su enojo, decidió lanzarme por la resbaladilla el papelito que decidí recoger, después de intentar leerle los labios y descifrar lo que según ella, me merecía, por tener la osadía, de pagar con monedas un poco más en desuso en el acontecer, de cada uno de los laboriosos días. Todo por el simple hecho de ya no poder pagar algo ni con un par de ellas, a menos, que las reúnas y regales la morralla difícil de contar para hacerles la medida.

Sólo hay algunas pocas excepciones que poder comprar por menos de diez pesos (tarifa mínima de uso en este completísmo transporte público). Como aquél panfleto, en donde se manifiestan entre colores, las demandas del llamado “proletariado” y las críticas constantes a los grandes mandatarios. Con el fin de poder vomitar con faltas de ortografía, lo que a uno le cuesta machetearle día con día. Y todo por la fabulosa cantidad de “cooperación voluntaria”. Que para fines de salud emocional, recomiendo no aportar en la morralla del malestar.

30 de julio de 2009

Una noche de camino a la soledad.

Mi piel sintió el aire tibio.
Mis manos sudaron de fuego.
Mis pies tocaron la tierra.
Mis ojos vieron luciérnagas en los faros de la calle.
Mis oídos escucharon el silencio del alma.

¿Suena sencillo?

Pues sólo de eso se necesita
para tener la barbilla hacia el presente
el pecho hacia adelante
los hombros hacia el cielo
la boca hacia el sabor
la mente hacia las nubes amarillas de sol
y la luna pintada de luz.

Si es que ya lo han dicho;
otros lo han plasmado
y más lo han callado, entonces,
la liberación del espíritu,
ahora dictó mi nombre
mis siete letras
unos cuantos suspiros...

¿Cuántos más?

27 de julio de 2009

Tragos de lluvia.


Mientras las nubes se pintan grises

Los versos se vuelven rojos

Haciendo trotar al corazón

De la que mujer, se hizo nombrar;

Cuando en la soledad,

Hay muchas preguntas que resonar

Llevándolas hasta la solemnidad

E intentar responderse

Como Cervantes, Nietzsche, Buda

En tierras lejanas

De los que así mismos

Se han dicho y escrito hombres.

Entonces el comienzo

De sentir henchido el pecho

De decisiones y fortunas

Es labrado para

Día a día ver el color del cielo,

Saber del propio reflejo

Y dejar caer al infinito

Lo descubierto.

A veces entre esas nueces tronadas,

Duele el salto,

Aprietan las entrañas,

Comen las ansias,

Pero los segundos bastan

Para saber que la respuesta

Viene de adentro

Y del alimento de la calma.

22 de julio de 2009

Saboreando

Se dice que el que tiene o aspira al poder de la palabra,
debe saber pronunciar las bellas,
hacerlas bailar en las almas de quién es persuadido
y sobre todo, proponer un amanecer, aún en la oscuridad, con bríos.
De este momento en adelante,
hasta nuevo aviso, me propuse, sacar unas sonrisas de mis letras
y caminar ya sin revolcarme como a tientas.



cuando puedo mirara al cielo
de querer alcanzar el infinito
con un suspiro de alivio
me enamoro...

de tener el cuerpo henchido
de poder bailar contigo
de salir al sol sin tabardo
de refrescarme al son de un algo

pequeños momentos de bríos,
asombros de lo que río
con ganas de más extravío
y de segundos para persistirlo

sonrío de tenerlo todo,
de asomarme a las ganas
de correr mis dedos
por ese recuerdo
que libera los compases y las armas

para escribirte
una y otra vez
en la piel de lo ocurrido

porque me escurro en mi misma
porque me escurro en la silla
que me sostiene de ser tan tibia
después del calor de lluvia

de cuando se derrite por los suelos
de cuando cae para refrescar el aliento
de los días a contraviento,
cuando camino lento

hoy, con los pies en las nubes
me mojo, de ver el cielo,
de sentir que el cuello
quiere alcanzar tu beso

camino por mis labios
para hacer llover de nuevo;
te pronuncio en silencio
te digo deseo
te llamo Morfeo

y duermo con vos
en este acontecer diurno
en este mundo de versos
y tiempos que salen de lo profundo...

El nacimiento de mis alas

Hoy sí encontré que el conocimiento es nostalgia al sentir en las manos aroma de rosas; flores secas recordando la primavera entre las hojas de mi libro favorito, llamado vida.

Al perpetuar que me amo, fue el principio para amar a los demás.

Al sentir que mi cuerpo se desvanecía en el telar de una oruga; suave, segundo milimétrico tras segundo milimétrico hasta el fondo del capullo, arrullé en el andar, a mis párpados seducidos, por comenzar a soñar con una sonrisa de alma a oreja.

Y lo entendí también haciéndome cuerdas al cielo con cada uno de los abrazos que envuelven los anhelos de la piel con fuerza y protección.

Además vi el crecer de mis alas cuando pasos en el presente de este caluroso y húmedo verano, pisaron el crujir de las hojas de otoño detrás, comenzando a resonar hacia el más allá...

17 de julio de 2009

De los días de camino

Encantada de la cotidianidad, camino por los estrechos pasos de mi elección. Concurro en ideales y vuelo por mis nadas a contracorriente. Uso el uniforme de la vida, y lo lavo sólo cuando ya huele a lo mismo. Uso los zapatos para caminar firme, pero a veces, son un poco duros. De vez en vez, cambio a los cómodos para no lastimar los pasos. Cargo en el bolso un poco de tinta y papel para no olvidar lo que ya pensé. También cargo con más papel para limpiar lo desechado. Y un espejo para verme, evitando olvidar el rostro que aún es mío, sin pretensión de perderle.

También, para estar bien armada en esta lucha cotidiana, cargo mi abrigo al no sentir necesidad de refugio.

A veces sigo el camino con poco de tabaco para mascar las desesperanzas y fumar las importancias de la vida.

Acuso a mis lentes de meterse en el bolso para cambiarme la visión. Ellos hacen ver que como veo no está bien, conjunto apegado a la norma intelectual. Pero me los quito y deja de pasar. Sólo les sigo permitiendo meterse para poder conversar con los otros y nada más.

Cuando tengo hambre, regreso a la cueva para alimentarme de colores, olores, sabores e ilusión. Me digo: lo estás haciendo bien. Aunque parezca, todo anda mal.

A veces reposo en cama por orden de mis zapatos cansados. Los dejo dormirse para luego levantarse hasta las nubes. Reposar.

En los ratos libremente impuestos, viajo por las pastas de los libros, a través de sus entrelíneas. También tomo notas en la piel, para entender aquellas escrituras. A veces me confundo, sin ser para tanto.

Hablo con otros para escucharme y saber si tengo bien aprendido lo que no digo.

Me enamoro del sexo, y me excito con sus versos de sonrisas y luchas.

Escucho música para hacer bailar la respiración. Mientras veo la Luna, otra vez escribo una canción buscando su ritmo y su color.

Una y tantas veces, pinto cuadernos para no olvidar mi olor.

¡Además!, Además canto lo que nunca y siempre se escribió.

Duermo poco y sueño mucho.

Ahora hasta trabajo regando mis raíces para cosechar mis verdades.

Gas: Cada semana compro más, esperanzas en el mercado lleno de cosechas, mías y de los demás. Mientras tanto, vivo, unas veces melancólica, otras veces con bríos.

Me pinto los ojos para saber más a sabor brillante y pinto mi boca para decir más dulce.

Visto la piel para que pocos vean, e imaginen mi esencia.

¿Hablando con Freud?

No todo es sexo, anuncian los liberales del corazón

Cundo las tetas grandes y las voluptuosas necesidades anteponen al sabor

Cuando las vaginas dejen de ser mujeres y se postran en el buffet callejero


Que no todo es sexo, cuando se ha postrado la sublimación

A las metidas de ideas que juegan sin compasión

Y cuando a las personas se les llama como la que es digna de atención

Sólo en los momentos de supuesta pasión


Que no todo es sexo dicen los que ya lo han probado hasta el hartazgo

Los que el sentido de conocer el cuerpo propio y del otro

Ha vuelto a la forma en penetrar la sinrazón


Y una vez más se repite que no todo es sexo

Cuando no se tocan las fibras de la sensación

Y sólo se absorben los "malos" del centro de la “razón”


Que no todo es sexo, siempre hemos dicho las mujeres

Pero la cultura nos contradice al diapasón

Cundo hablamos de amor y de ternuras del ventarrón.

Tachadas las sensibles, por querer quererse con más que un fajaron

Y con mucho menos que la venida de un cuidador

Sólo se trata de entregar la furia para el otro

Esperando la compensación.


Que no todo es sexo y ya ni del amor hay compasión

Porque se llama dependencia y asusta a los de la pasión

De acuerdo grito: ¡nada de necesito!

Pero la sangre fluye buscando un calor.


Lo han dicho los que sienten:

Los pensamientos son el motor del calefactor

Quiero gritar de sombras cundo el palpitar ya no llene la gnosis y el sinsabor.